Tú Mismo

Un día, unos empleados llegaron a trabajar. Al llegar encontraron en la recepción un enorme letrero en el que estaba escrito: "Ayer falleció la persona que impedía el crecimiento de usted en esta empresa. Está invitado al velorio, en el área de deportes". Al comienzo, todos se entristecieron por la muerte de uno de sus compañeros, pero después comenzaron a sentir curiosidad por saber quién era el que estaba impidiendo el crecimiento de sus compañeros y la empresa. La agitación en el área deportiva era tan grande que fue necesario llamar a los de seguridad para organizar la fila en el velorio. Conforme las personas iban acercándose al ataúd, la excitación aumentaba, y cada uno se iba pensando “¿Quién será que estaba impidiendo mi progreso?¡Qué bueno que el infeliz murió!”

Los empleados, uno a uno, desesperados por saber, se aproximaban al ataúd, miraban impacientes y deseosos por saber. Se quedaban unos minutos en el más absoluto silencio, como si les hubieran tocado lo más profundo del alma.
Pues bien, en el fondo del ataúd había un espejo. Cada uno se veía a sí mismo con el siguiente letrero:  "Sólo existe una persona capaz de limitar tu crecimiento: ¡TU MISMO!
*******
¿Alguna vez te has puesto a pensar por qué no has llegado a donde quieres llegar, o por qué no has logrado ser lo que quieres ser? ¿Por qué no has alcanzado tus metas?
La respuesta a esas preguntas las tienes tú. Tú eres la única persona que puede hacer una revolución en tu vida. Tú eres la única persona que puede perjudicar tu vida, y tú eres la única persona que se puede ayudar a sí mismo.
Cuando tú decidas cambiar tu forma de ser, permitir que el Señor te moldee a su manera, ponerte en las manos de Dios para que te ayude y te dirija, comenzar a pensar positivo, y prosperar en tu vida, entonces lograrás lo que anhelas; porque tu vida no cambiará por que los demás cambien, tu vida cambiará cuando tú la quieras cambiar.
Mírate en el espejo y verás tus pensamientos reflejados en él, y notarás que tú mismo has impedido el progreso en ti. Pero Dios te ha dado todo lo necesario para que sigas hacia delante y no sigas mirando al rededor buscando el porqué de tus fracasos.
Dice Efesios 4:22-24En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” Tenemos que sacar nuestros viejos y débiles pensamientos, poniendo nuestra mente en el Señor para que él dirija nuestros pasos.
Estos versículos nos presentan varios puntos muy importantes. Nos recuerda, “Nuestra pasada manera de vivir”. Nos hace pensar en nuestro pasado, en la forma en que vivíamos antes de conocer la verdad de Cristo, cuando estábamos fracasados, sin nada, con mucho que dar, pero sin dar nada. Esa era nuestra pasada manera de vivir. En espera que nos abrieran las puertas, pero sin nosotros tocarlas, viviendo con nuestros sueños en la mente sin dar un paso para realizarlos, agarrados de la mano de lo negativo y rechazando todo lo positivo, arrastrado por el suelo, sin mirar arriba para que Dios nos diera la mano para levantarnos. Por eso, el verso continúa diciendo “despojaos del viejo hombre”. Cuando habla del viejo hombre no está hablando de edad, si no, del ayer, de la persona que éramos antes. Hoy es un nuevo día, el ayer ya es viejo, ya pasó, por eso nos dice “el viejo hombre”. Ahora tenemos que “vestirnos del nuevo hombre”. Lo que hacíamos y pensamos ayer ya pasó. Hoy tenemos que ser una nueva persona, con nuevos pensamientos y nuevas fuerzas para seguir hacia delante. Tenemos que “renovarnos en el espíritu de nuestra mente”, ya no podemos seguir pensando negativamente o con malos deseos. Si queremos triunfar tenemos que pensar de una manera diferente, de forma positiva.
El Señor quiere bendecirnos, pero nosotros tenemos que esforzarnos. Recuerda que Dios no es nuestro esclavo. Al contrario, nosotros somos sus siervos. Si trabajamos tendremos una gran bendición de su parte, mayormente, si todo lo que hagamos lo ponemos en sus manos, y para su obra. Pídele ayuda la Señor, y él haré.

Mateo 7:7-8 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El Paralítico de Betesda

Cuando La Vida Nos Presenta su Cuenta

Lo Que Piensa el Hijo del Padre