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Mostrando las entradas de marzo, 2018

La Botella

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Un hombre estaba perdido en el desierto, destinado a morir de sed. Por suerte, llegó a una cabaña vieja, desmoronada sin ventanas, sin techo. El hombre anduvo por ahí y se encontró con una pequeña sombra donde acomodarse para protegerse del calor y el sol del desierto. Mirando a su alrededor, vio una vieja bomba de agua, toda oxidada. Se arrastró hacia allí, tomó la manivela y comenzó a bombear, a bombear y a bombear sin parar, pero nada sucedía.

Esta carta es para leer a Solas

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Esta historia es verídica, escrita por el personaje de la historia, Mike Staver, para el libro “Sopa de pollo para El Alma de la Madre”. Así narra la historia: Cuando yo tenía trece años, mi familia se había mudado al sur de California del norte de la Florida, un año antes. La adolescencia me había golpeado fuertemente. Me mostraba enojado y rebelde, y prestaba muy poca atención a lo que decían mis padres, en especial si se refería a mí. Como tantos adolescentes, luchaba por evadir todo aquello que no concordara con la imagen que tenía del mundo. Al creerme un joven “brillante que no necesitaba consejos”, rechazaba toda manifestación abierta de cariño. De hecho, me enojaba al escuchar la palabra amor.

Fe Anclada En Cristo

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Durante sus vacaciones en la costa, una familia presenció una gran tempestad. Las olas subían a enormes alturas mientras que los vientos fuertes sacudían violentamente las embarcaciones que estaban amarradas al muelle. Un niño de doce años, que miraba desde la ventana, se fijó en que sólo la boya flotaba serenamente en aquel turbulento mar y se mantenía en su lugar a pesar de los vientos fuertes. El niño comentó con los demás que la boya era la única cosa que había allí afuera que parecía no tener miedo, porque, aunque se hundía de vez en cuando, siempre volvía a subir sin daño y en el mismo lugar.

Cazando Monos en África

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¿Sabes cómo cazan al mono en África? Tienen una manera muy ingeniosa. Atan bien fuerte al árbol una bolsa de piel con arroz, la comida favorita del mono. En la bolsa hay un agujero de tamaño tal que por allí pueda pasar justamente la mano del mono, pero una vez lleno el puño de arroz, no pueda sacarla de nuevo. ¡Pobre mono! va al árbol, mete la mano en la bolsa y la llena con la exquisita comida que tanto aprecia, la cual desea tener. Sí, pero, no puede sacar el puño a menos que suelte lo que lo tiene atrapado.