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Mostrando las entradas de septiembre, 2016

El Rio y El Político

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En cierta provincia, estaban a pocos días de realizar las elecciones para alcaldes. En la plaza principal estaba el más popular de todos los aspirantes al puesto, y en medio de su discurso les dice a los provincianos: - ¡Y les prometo, que les construiré el puente! Uno de los provincianos responde: - Pero doctor, aquí no hay río. A lo que el aspirante responde: - ¡También se los hago!

El Indio

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Un anciano indio describió una vez sus conflictos interiores: Él decía: - Dentro de mí, existen dos cachorros. Uno de ellos es cruel y malo, y el otro es bueno y dócil. Los dos están siempre luchando. Entonces le preguntaron cuál de ellos era el que acabaría ganando. El sabio indio guardó silencio un instante, y después de haber pensado unos segundos respondió: - Aquel a quien yo alimente.

Llenando el Cántaro

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Cuentan que una vez un hombre envió a su joven hijo a llenar un cántaro al río, y le dijo que volviera lo antes posible. El joven obedeció y fue hacia el río mientras su padre le observaba de lejos. Entonces este vio a su hijo poniendo el cántaro debajo de una cascada, y la fuerza del agua fue tal y la cantidad tan grande que el líquido no logró entrar al recipiente pues su cuello era demasiado delgado. Cuando el hijo llegó con el cántaro, le mostró como el cuello del mismo había sido roto por el fuerte y constante golpear del agua. Además, este hecho provocó que el agua llegará turbia y sucia. El padre preguntó entonces: – ¿Por qué simplemente no sumergiste el cántaro en el río? ¿No veías que el agua de la cascada era demasiada para el cuello del cántaro?

Un Nuevo Chance

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Había un hombre muy rico que poseía muchos bienes, una gran estancia, mucho ganado, varios empleados, y un único hijo, su heredero. Lo que más le gustaba al hijo era hacer fiestas, estar con sus amigos y ser adulado por ellos. Su padre siempre le advertía que sus amigos solo estarían a su lado mientras él tuviese algo que ofrecerles; después, le abandonarían. Un día, el viejo padre, ya avanzado en edad, dijo a sus empleados que le construyan un pequeño establo. Dentro de él, el propio padre preparó una horca y, junto a ella, una placa con algo escrito:  “PARA QUE NUNCA DESPRECIES LAS PALABRAS DE TU PADRE”