Las Siete Reglas del Gallo

¿Le has preguntado a Dios cuan útil puedes ser para su servicio?

Hay gente que se conforma con ir a la iglesia (templo) los domingos, y nada más. El resto de la semana se preocupan por sus quehaceres, trabajos, y todo lo demás, menos buscar el alimento espiritual para mantenerse activo en el espíritu para el servicio de Dios.

El problema, no es que no quieran buscar de Dios, talvez en su corazón está ese sentir. El problema es que muchos piensan que no hay ningún motivo para buscarle, porque ellos piensan que no existe algo útil que ellos puedan hacer para el Señor. Por lo tanto, solamente van a la iglesia, se sientan, escuchan, dicen amén, y se van como llegaron.

Yo encontré unas reglas en la internet, un algo peculiar, que nos demuestran que lo más mínimo que hagamos para el Señor es muy importante y valioso para Él. Esto se llama las siete reglas del gallo. Una simple ave, que lo único que hace es…lo que Dios le dijo que hiciera. Sigamos el ejemplo del gallo, y veremos cambios en nuestra vida.

Sigue sencillamente las 7 reglas del gallo:

1- El gallo se levanta temprano e inmediatamente emprende su tarea (que Dios le ha confiado).

Fíjense que el gallo madruga, tempranito, a ejercer lo que Dios le comisionó. Lo primero que hace es dar el primer grito, como un grito de alabanza, agradeciendo a Dios otro día más. Dijo el salmista en el Salmo 63:1 “…de madrugada te buscaré.”

2- El gallo no se niega a cantar porque existan ruiseñores. Hace lo que puede, lo mejor que sabe.

Todos tienen una tarea diferente que hacer para el Señor. Muchos harán lo que tú debes hacer. Lo importante no es que otros lo hagan mejor que tú, sino que tú hagas lo que Dios te dijo que hicieras. Dice en el Salmo 40:8  “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,….”

3- El gallo sigue cantando aunque nadie lo anime ni se lo agradezca. En realidad, no espera que nadie lo haga.

Nuestro deber es agradar a Dios y no a los hombres. Hagamos lo que hagamos, tenemos que hacerlo de corazón, aunque nadie nos lo agradezca o reconozca. Dice en Gálatas 1:10  “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres?...”

4- El gallo despierta a los que duermen. Su tarea es impopular, pero necesaria.

No es fácil amonestar a la gente para que se levanten y busquen de Dios. Mucho menos de madruga bajo una sábana calientita. Pero cuando Dios nos manda, hay que obedecer porque no lo hacemos por gusto, sino para la salvación de los demás. Hay que esforzarlos para que puedan entrar al reino. Jesucristo dijo en una de sus parábolas en Lucas 14:23  “… y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.”

5- El gallo proclama buenas noticias: Acaba de amanecer. Ante ti tienes por estrenar un nuevo día, lleno de magníficas oportunidades.

No podemos desaprovechar las oportunidades que el Señor nos da día tras día. El tiempo que tengamos debemos presentárselo, aprovechando que amanecimos con vida. Dice el salmista en el Salmo 31:15  “En tu mano están mis tiempos;…”

6- El gallo es fiel cumplidor de su tarea. Se puede contar con él. No falla nunca. Es un excelente centinela.

Seámosle fiel al Señor. Permitámosle que él vea en nosotros a una persona con quien él puede contar. No importando lo poco que sea, él estará con nosotros y podrá contar para ponernos en asuntos mayores. Dice en Mateo 25:21  “Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”

7- El gallo nunca se queja de tener que hacer siempre lo mismo.

¿Por qué molestarnos de hacer lo mismo? Un Pastor comienza y termina como pastor, no hace nada diferente, siempre lo mismo, pastorear. Un predicador siempre predica. Un cantante siempre canta. Un maestro siempre enseña. No tenemos que quejarnos porque siempre hacemos lo mismo. Siempre y cuando sea para el Señor, hagamos lo mismo hasta que él diga  lo contrario porque alguien tiene que hacer lo que estamos haciendo.

Dice en Hebreos 13:21  “os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Si Dios pudo usar un simple gallo para recuperar un misionero como Pedro, también puede usarte a ti. Pero hazlo de corazón como para el Señor.

Colosenses 3:23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres. 

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